5G


La 5G es una tecnología móvil evolutiva que se encarga de nuevas funcionalidades. Está diseñada para hacer frente a la demanda exponencial de conectividad y cubre nuevas aplicaciones gracias a muy importantes caudales de datos (varios gigabits), una gran reactividad (un reducido tiempo de latencia del orden de algunos milisegundos) y una gran fiabilidad.

Las características técnicas

Los primeros despliegues de la 5G se efectúan principalmente en la banda de frecuencia 3,5 GHz  que es una banda muy cercana a las de las redes móviles actuales (3G/4G y Wi-Fi) en términos de cobertura. Esto significa que se podrán reutilizar muchos sitios de antenas existentes para la 5G sin añadir nuevos sitios.

La principal diferencia con las redes existentes reside en la utilización de antenas inteligentes MIMO (en español: Múltiples Entradas Múltiples Salidas), constituidas cada una por una gran cantidad de antenas miniaturizadas y que permiten alcanzar caudales y una capacidad de trasmisión actualmente inaccesible con la 4G.

Estas antenas inteligentes emiten ondas de radio allí donde la necesidad lo reclama. Como son direccionales, emiten solo a pedido, es decir, solamente en los momentos en que los terminales necesitan conectarse a la red. Y, al contrario de las antenas clásicas que emiten de forma continua en toda una zona geográfica (las celdas), estas sirven a pedido al terminal que se declara en la red.

Esta característica permite a las antenas ponerse en stand-by cuando no están activas, de lo que resulta una mejor gestión del consumo de energía.

Por otra parte, en algunas celdas de la red se pueden instalar pequeñas antenas suplementarias para suministrar un complemento de cobertura y de capacidad en algunas zonas “ciegas”. Estas pequeñas antenas complementarias se pueden instalar en el mobiliario urbano o en el interior de los edificios.

En segundo lugar, para alcanzar mayores caudales (cercanos a los de la fibra), la 5G utilizará frecuencias más elevadas a 26 GHz. Esta banda de frecuencia, llamada de “ondas milimétricas”, ya se utiliza en algunos servicios como los radares de velocidad, los sistemas de anticolisión de los vehículos, los controles de seguridad de los aeropuertos…

El marco reglamentario y sanitario

La 5G sigue las directivas internacionales de la ICNIRP (Comisión Internacional de Protección de Radiaciones No Ionizantes) y el IEEE (Institute of Electrical and Electronics Engineers) reconocidas por la Organización Mundial de la Salud.

Las frecuencias utilizadas por la 5G forman parte de las ondas de radio a las que se le han dedicado millares de estudios desde hace más de 20 años. Después de un análisis sistemático de todos estos estudios, las autoridades sanitarias nacionales e internacionales han concluido a que no hay riesgo reconocido para la salud por debajo de los límites definidos por las directivas internacionales.

Estos límites se retoman en la reglamentación europea n° 1999/519/CE del 12/07/99 y su validez ha sido reconfirmada muy recientemente por la Comisión en una respuesta parlamentaria en mayo de 2019.

Sin embargo, subsiste una observación: con la llegada de la 5G, se pudieran observar ligeros aumentos de la exposición global a las ondas de radio cuando esta se añade a una red existente. Sin embargo, esta exposición seguirá siendo muy reducida/muy inferior respecto a los límites autorizados. Las normas internacionales de la CEI (Comisión Electrotécnica Internacional) y del CENELEC (Comité Europeo de Normalización en Electrónica y en Electrotécnica) ya permiten evaluar los niveles de exposición y la conformidad de las antenas y de los teléfonos móviles 5G.

Recordatorio: el valor límite de exposición de las antenas 5G a 3,5 GHz y más es de 61 V/m y los teléfonos móviles 5G (que funcionan a 3,5 GHz) no deben exceder 2 W/kg (para el DAS) al igual que los terminales existentes en 2G, 3G y 4G.